La remodelación del Santiago Bernabéu, una de las obras más ambiciosas del fútbol europeo, ha traído consigo una serie de problemas que han trascendido el ámbito deportivo.
El ruido generado por los conciertos celebrados en el estadio desde su reapertura se ha convertido en una fuente de conflicto entre el Real Madrid y los vecinos de la zona.
Enrique Martínez de Azagra, presidente de la Asociación de perjudicados por el Bernabéu, ha denunciado los niveles de ruido a los que se han visto sometidos los residentes cercanos al estadio. Según sus mediciones, el ruido durante los conciertos superaba con creces los límites permitidos por la ley, provocando graves trastornos en la salud de los vecinos, como migrañas, crisis de ansiedad e insomnio.
«Estamos hablando de una patología muy grave la que provoca el ruido», afirma Martínez de Azagra, quien ha comparado el ruido de los conciertos con el de miles de trompetas y tambores sonando de forma ininterrumpida.
A pesar de los esfuerzos del Real Madrid por encontrar una solución, como ofrecer insonorizar las viviendas afectadas, los vecinos consideran que el problema es estructural y prácticamente imposible de resolver. El diseño abierto del estadio, aunque reforzado con lamas de hierro, hace que la insonorización total sea prácticamente inviable.
«Lo que ocurre es que el estadio no puede convertirse en una discoteca porque está todo abierto y no se puede insonorizar», sentencia Martínez de Azagra.
Lo más sorprendente de esta situación es que muchos de los vecinos afectados son a su vez socios del Real Madrid. A pesar de su amor por el club, no están dispuestos a renunciar a su derecho a vivir en un entorno tranquilo.
«Mucha de la gente que está participando en el proceso judicial en contra del Real Madrid es, como yo, aficionados del club y que incluso tienen las insignias de oro y brillantes que el conjunto blanco concede a sus socios más longevos», asegura Martínez de Azagra.
El juicio iniciado contra el Real Madrid por este asunto podría sentar un precedente importante en la relación entre grandes eventos deportivos y las comunidades vecinas. La sentencia podría establecer límites claros a los niveles de ruido permitidos en este tipo de instalaciones y obligar a los clubes a tomar medidas más efectivas para mitigar el impacto de sus actividades en el entorno urbano.
Publicar comentario