El Real Madrid cerró el 2025 con una victoria ante el Sevilla que, lejos de traer paz, acentuó la crisis de identidad del equipo. El feudo blanco despidió a los suyos entre pitos, reflejo de un año natural sin trofeos que llevar a las vitrinas. Pese al triunfo, la fragilidad defensiva y un juego insustancial mantienen en alerta máxima a la zona noble de Valdebebas.
La preocupación principal radica en el bajón físico. Tras el cambio de roles este curso, donde el cuerpo técnico de Xabi Alonso asumió la preparación en detrimento de Antonio Pintus, los informes internos son alarmantes.
Aunque el equipo sobrevive en tres frentes, la imagen es frágil. Enero será el mes de la verdad: la Supercopa de España en Yeda aparece como el examen final para el proyecto de Alonso, quien llegará a la cita sin refuerzos invernales y con la obligación de corregir el rumbo en apenas 18 días.
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